"The mind-forged manacles I hear"
London (W. Blake)

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lunes, 24 de agosto de 2009

Y los sueños, sueños son.


¡El Sol parecía tan cálido en su lánguido resplandor!. Parecía como si hubiera bañado al cielo hace poco una lluvia ligera, fresca, y las nubes casi se deshacían en remolinos imaginarios, dejando sólo a la vista una estela, un estuve aquí.
Y las olas... las olas casi no sonaban, sus azotes parecían música de fondo para un momento perfecto, parecía como si acariciaran la arena, que se veía tan dorada, como si el Sol hubiera puesto en ella un poco de su magia. Se veía tan soñolienta, pero tan llena de vida como el Sol ese día.
Increíblemente no había mucho público admirando tal escena. Aquello era lo único que podía indicar que era un sueño.
Habían escapado juntos, recurriendo a una pequeña mentirilla para esconder su afán por tomarse de la mano sin testigos, ocultando que ella se sonrojaba cuando el dejaba escapar una sonrisa. Porque su sonrisa es tan bella, que ante tanta ternura que le inspiraba, ella sólo podía avergonzarse, de sentir tantas ganas de besarle. Unas ganas locas de arrojarse a los brazos de aquel que había sido su compañero durante tantas lunas, durante tantas vueltas de la Rueda, tantas vidas.
Y él estaba ahí, ajeno quizás a esos pensamientos que de vez en cuando le hacían sentido y otras, simplemente le confirmaban un abismo de locura. ¿Pero qué importaba? Locura era lo que ella tenía. Y locura la que estaban llevando a caso simplemente al caminar uno al lado del otro, mirándose con ojos de amor y de deseos. Porque para eso estaban ahí, para lanzarse en un túnel de amor y deseo, a merced de Sol tenue y la brisa.
De pronto no pudo evitar preguntarse por qué el escenario de sus sueños debía ser siempre aquella playa. ¿Por qué? Si despierta hubiera preferido tener bajo los pies un manto verde y terroso, y haberse escondido con él entre cientos de árboles milenarios que hayan sido testigos de su amor cientos de veces. Sólo estaba segura, y ahora lo sabía, de que ese lugar estaba fuera del tiempo, no obedecía a Lunas ni Soles, Estaciones, Años, horas... Era el lugar que siempre habían buscado: Y allí estaba, incrustado en su inconsciente, descaradamente recordándole que no era un lugar real, sólo había surgido de su imaginación.
Y nada era real. ¿Dónde estaba aquel, entonces, el que le robaba el sueño, el que se entrometía en cada uno de sus pensamientos? A su lado. Caminaba a su lado con la misma sonrisa maravillosa que le había dedicado en días ya bastante lejanos. ¿Pero acaso era real?
Sí. Tenía ese olor fresco, envolvente, con un leve vestigio de aroma a tabaco que hacía pensar que, en algún tiempo casi remoto, algún cigarro había pasado por sus manos y había ido a parar a su boca, a la que tanto quería ella rozar con sus labios.
Definitivamente ese hombre, con los ojos de sueño iluminados, tenía que ser real.
Y ella se acercó, tímida, asustada de que él se hubiera olvidado de su presencia, para que la estrechara con sus brazos... Y él, apenas mirándola de re-ojo, la dejó acomodarse entre su brazo y su pecho. Y su contacto fue tan fuerte, sus manos la atraparon con tal firmeza, que ya no cabía duda: Él... ¡Él era más real que su sueño!
Y al abrir los ojos por la mañana, supo que había hayado el lugar más íntimo para sus encuentros:
-"La Vida es Sueño..."
Respitió, disfrutando de las últimas palabras que le oyó decir a aquel en sueños: "Hoy vamos a besarnos por todos esos días en que no pudimos vernos..."

domingo, 23 de agosto de 2009

Rueda



Tengo ganas. Hoy día me miro al espejo y me acuerdo de que escondo en mis ojos ilusiones y hechizos para hacerlas realidad. Y hace pocos días sentí que la línea que divide a la vida de la muerte, no era lo suficientemente significativa para mantenerme respirando, o no. No importaba. Y pensaba, realmente lo pensaba -lo sabía- que debía de estar ciega, porque había perdido el cristal de la esperanza y se empañó mi mirada de desconsuelo... Desconsuelo, absoluto desconsuelo. Porque miré hacia todas las direcciones y no vi ninguna puerta, no vi ventana alguna y lo único que me aseguraba que aún seguía con vida era el dolor...de perder. Y la vida es sueño... Soñaba, aunque creí que había dejado de soñar. Soñaba que podía despertar al camino de la esperanza, volver a vivir, aún sin saber cómo.
Hoy tengo ganas. Tengo ganas de volver a sentir que vivo. Sin que importe si acaso corretean por mis venas los llantos de mi alma. "Vivir no es sólo respirar".

Gracias. Por darme un respiro de Vida.
XC
Y no importa, ¡Realmente no importa! Cuantas veces baje, hay que volver a subir.
(Y a bajar de nuevo, y volver a subir... )

sábado, 15 de agosto de 2009

La Duda.


El dolor de pronto ya no es tan dulce. Y es que el placer radica en la esperanza del remedio. Saber que habrá una cura, que no es necesario abrir tanto las yagas, que los sueños sanan los más irremediables pensamientos que oscurecen al corazón, aviva las ganas de volver a estar bien. Pero sin aquel remedio, qué tanto vale la vida, enfrentarse al dolor sin recompensa. Es por eso que se abren dos caminos: Desfallecer entre lágrimas muertas, o buscar alguna fuente de inspiración, que excite a la vida, para que siga fluyendo en la luz que se escapa[ba] de mis ojos.
Y entonces, la duda: ¿Ser o no ser?
Frase de maestro/s, qué fuerte es su impacto en el que vacila entre la línea de la existencia.

( ¿Por qué el ser y no más bien la nada? )

lunes, 10 de agosto de 2009

Almohada


Tengo una almohada azul donde se registran mis lágrimas. Cada gotita de tristeza, miedo, frustración, felicidad y nostalgia se deposita sobre su superficie manchada de mis llantos.
Es cierto, ahí está: sobre mi cama esperando que se acueste sobre sus plumas mi mente, para acunar a mis recuerdos y aminorar el golpe de las caídas de la vida.
Mi almohada azul... ¿Qué dirían si la vieran? Con su rostro mojado de mis sentimientos. ¿Qué pensarían si supieran cuántas veces he hundido mi cara en su regazo para derramar mis emociones...
Cómo quisiera que mi almohada pudiera acariciarme, que pudiera hablar con esa voz que cambia mi mundo.
Cómo quisiera que mi almohada azul se pareciera a ti.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Soñar

Después de repasar y repasar mis propias emociones, me dieron ganas de borrarme el pasado. Arrancar las páginas de mi tristeza, y limpiar, para empezar, como si fuera ayer, a escribir otra vez.
¿Y qué pasó con mi ley del no-arrepentimiento?
No puedo desaparecer una parte de la historia que ha sido verdadera, sería como sustraer de la Edad Media las cruzadas, como omitir un holocausto de las tierras alemanas, como quitarle el reaggeton a la juventud de estos días -y lo digo yo, ¡qué pena!-.
Sucede que todo lo que sube tiene que bajar, y que nada nace sino para morir. Así juega la vida con ciclos, disfrazándose de línea, como si fuera continua, y así me sube y me baja como si yo no fuera a sentir. Y de repente me doy cuenta de que he estado mucho tiempo abajo, aferrándome a la tierra, apretando los párpados para intentar ver el cielo, como si fuera a dibujarse dentro de ellos.
Ya es momento de que levante la cabeza y observe las estrellas, las nubes corriendo una tras de otra y continúe ascendiendo al caminar.
Sé que mientras mire al cielo encontraré la fuerza necesaria para batir las alas, y al final ahí estarás, como siempre, a pesar de todo. Pero ya no quiero detenerme para llorar (no demasiado tiempo, tratándose de mi una afirmación como esa es demasiado extrema).
Mírame desde las estrellas, si me observas, seré valiente para soñar.

martes, 4 de agosto de 2009

Otra Vez


Creo que quedan pocas horas.
Digo CREO, para que Las cosas de la vida
no se ofendan y me cambien los planes,
otra vez.
Ahora que quedan pocas horas,
el tiempo sigue jugando con mi paciencia
y se extiende lánguido, insufrible de incertidumbre,
otra vez.
Ahora que el abismo de los días,
las semanas, ¡los meses!
se me arrancan de la memoria, jugando a ocultarse de mi recuerdo,
me aplastan las preguntas y me sorprendo hipotetizando,
otra vez.
Y te veo, distraído -otra vez-,
y te veo mirándome con palabras que se escapan de tus ojos -otra vez-
Te veo ignorándome -otra vez-
y abrazándome en secreto -otra vez-.
Me veo destrozada, llorando -otra vez-,
y tan feliz, ¡emocionada!, llorando -otra vez-.
¡Y es que te conozco de tantas maneras, de tantas formas, tantas miradas, tantos gestos, tantas expresiones, tanto sentimiento, que no sé qué he de esperar.
Una sorpresa, quizás.
Como el abrazo inesperado que una vez me encontró sentada en una escalera;
quizás no te acordarás. Otra vez.

domingo, 2 de agosto de 2009

¡No puedo escribir!


¡Qué prisión más horrible que el Silencio! Silencio multívoco que en ocasiones significa paz. Y hoy es sólo la prueba de mi incapacidad de gritar. Es el candado que cerró a mi corazón y ha privado de los placeres de la expresión a mi alma. Silencio, silencio... ¿Qué más se puede decir cuando nadie quiere escuchar...?