"The mind-forged manacles I hear"
London (W. Blake)

_

sábado, 3 de octubre de 2009

Nostálgica

Fue un sábado tan parecido a este, que me estremece su diferencia.
Frío, pero no tanto, primaveral.
Con un poco de sol, para resaltar que, 364 días más tarde, las cosas serían distintas: Nubes.
Me transformé de niña a mujer en una sola tarde. Cuidé los detalles, cada centímetro de espacio, cada gota de agua, cada respiro, lo ordené, lo preparé; y no sirvió de nada, porque todo fue espontáneo.
La tarde me abandonó en un montón de tareas poco habituales: limpié hasta el techo y me miré unas 400 veces al espejo.
Música, mientras tanto; encendí el reproductor para que no se escuchara el bombardeo que golpeaba por dentro mi pecho. Me senté para no caer de ansiedad. Me mordí los labios y me sequé las manos (porque sudaban, como nunca).
Esa noche sería el clímax -literalmente- de una historia que se había venido tejiendo con hebras de pasión, amor puro y errores de racionalidad. Era escandalosamente hermoso... La noche completa esperaba por nosotros.
No alcancé a avergonzarme, simplemente ya estaba aquí; y no detallaré la historia.
"Ven, quiero conversar contigo...Estoy tan feliz"
Yo no tenía palabras, sólo acariciaba su rostro, desde mis piernas, donde apoyaba su cabeza.
¿Cómo terminamos aquí (sí, aquí donde estoy en este preciso momento)? No lo sé, ¿Cómo sostuvimos nuestros pasos por ese pasillo interminable hasta mi puerta? No lo sé...
Los recuerdos; imágenes, pero no platónicas: ¡sensibles!; se materializan en mi mente, toman espacio y tiempo para revivirse y me arrastran a la nostalgia de momentos que no puedo tocar.
¿Y tú, acaso te acuerdas de esos momentos?
Fue el día premeditado de mi muerte perfecta, si mi vida hubiese acabado esa mañana, podrían haber puesto en mi epitafio: "Fue la más feliz, su vida fue VIDA."
Mi reloj se detuvo entre tus brazos, pero el mundo siguió girando... y hoy estamos aquí.