"The mind-forged manacles I hear"
London (W. Blake)

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sábado, 28 de febrero de 2009

Gracias.
Ahora, revertir el dolor y volver a soñar con la verdad.

Ciclo sin fin


Pueden acusarme de bipolar, maníaco-depresiva, pero hoy vuelvo a escribir finales felices, aunque difusos, aún.
La vida sube y baja, y no sólo un poseedor de habilidades espirituales superiores puede darse cuenta. Asi es el ciclo: nacimiento, desarollo, muerte, nacimiento, desarrollo... Sin fin. Nada es perfecto, todo cambia, sólo lo esencial se mantiene y sólo los maestros en espiritualidad pueden detenerse dentro del ciclo, sólo alcanzando un nivel extraordinario de comprensión podría mantenerme en el clímax sin caer, pero vale la renuncia a las banalidades, al extremo... Digamos que yo lo he hecho a medias: al menos renuncio a mover mis músculos, desde los pies al corazón, sin buscar tras ello un sentido superior, al menos eso intento, al menos me arriesgo por vivir el éxtasis de existir y no-existir en el mismo instante, al menos no le temo a intentar, al menos creo...

viernes, 27 de febrero de 2009

Locura o Muerte

Borrar el mundo de mi, o borrarme a mi del mundo. Eso quiero. Quiero no ver, quiero vivir donde se esconden mis lágrimas, donde no duele el sabor de las ilusiones; quiero encerrarme en con llave en el momento en que la vida, a la que así bauticé, se volvió cierta, en el momento en que la rotación y la gente se hizo transparente junto a mi concreta fantasía. Quiero enredar mi mente con el contraste de lo tangible e inventar las venas donde la sangre corrió real en mi locura, quiero mirar al fantasma de mis fantasías y que me hable desde mi imaginación, que lo creó, aunque ya no quiera ser de carne y hueso...quiero creer que sí. Quiero oírle, aunque su voz sólo se escuche entre las paredes de mi cabeza, quiero despertar con la sonrisa de mi verdad, aunque en el mundo sea mentira.
Es que mi vida está fundamentada en esas cosas que no son para la gente -aún para los que insisto en creer que sí-... Por qué, no lo sé, quizás mis desvarios sobre lanzas y armaduras, escondan un tesoro psicológico o quizás es tan común que los libros se han hartado de contener mi caso (asi como el Quijote) Y sé que en estos cuentos sólo hay dos finales permitidos: locura y muerte... Amor, ese es el antecesor a éstas dos catástrofes, es el precursor de mi existencia platónica, el emperador de Libertad, Justicia y tantas palabras que caben en ideales, que me desquician.
¿Locura o muerte? No hay "Y vivieron felices por siempre...", entonces por qué, ¿Por qué he creido desde siempre que intentarlo es lo más sensato, aunque todos opinen lo contrario? ¿Por qué, si el camino para lograrlo es el que en todas las historias lleva a Locura o Muerte? ¿Y por qué nadie me responde, por qué dejan que me pierda en ensoñaciones de tragedias y cuentos de hadas? ¿Por qué? ¿Dónde está la salvación, de la que tanto inventan? ¿Qué hacer: escapar de mi mente y correr a una vida sensata o dejarme llevar por la corriente de mi sangre alterada?
¿Qué hacer... vivir o no-vivir?

martes, 17 de febrero de 2009

"Volveré"


Recuerdo su primera ausencia. Fue hace años...
Simplemente, un día ya no estuvo. Y lo soñé; soñé varias veces que lo buscaba por caminos imposibles, por lugares de colores irreales. Nunca lo alcancé.
Cada día, lo esperé. Él me decía que lo más probable era que voliera. Y yo lo esperaba.
Cuando no aparecía, mi recuerdo me gritaba sus palabras: "Volveré". Pero no aparecía, y al tiempo, por fin, lo acepté.

(...)

Pero esperaré.

lunes, 16 de febrero de 2009

Estabilizando


La diferencia que hace una palabra cálida -real- es invaluable. ¡Cómo me calma el alma saber que no hay peligro en acercarme!

Colapso


La frecuencia y la fuerza de mis latidos se amplifican en cantidades que superan la resistencia de mi pecho. Me desbordo de sangre y el oxígeno me penetra tan furtivamente que me ahoga y me satura la vida. Son espasmos, contracciones de terror y angustia; soledad, amiga y consecuencia de la independencia, y la adicción al calor de un sentimiento verdadero, en medio de tanto sintetismo.
Los nervios me condenan a la incertidumbre y la esperanza insiste en quedarse, siempre.

domingo, 15 de febrero de 2009

La llamada


Antes había estado en esa situación, pero nunca había tardado tanto en decidirme. Horas. Mis manos temblaban y parecía que de una situación tan simple pendía el futuro de mis ilusiones. Presionar la tecla, eso era todo. En la pantalla se leía su nombre y una serie de números que a veces repito en mi mente, para que no se me olviden. Lo dejé a un lado y caminé, sin ninguna orientación, sin sentido. Me pregunté, por primera vez en mucho tiempo, qué era mejor: Hacer lo que debía y responder a una dignidad adoptada, o dejar que mis sentimientos me llevasen sin pensar. La última opción siempre ha sido la correcta para mi, pero esta vez eran los sentimientos los que no estaban claros, es decir, no estaba claro qué era lo que quería. Cogí el maldito aparato con una mano y lo apreté, cerré los ojos y me dejé acariciar por el viento que se filtraba por debajo de las cortinas. Sabía que lo que yo esperaba era no tener que hacerlo, no quería marcar, quería que de pronto, en ese momento, fuera él quién llamara. Y eso era lo que debía hacer: esperar. ¿Qué voy a decir?, me pregunté. No tenía palabras, no sabía qué buscaba... Debía esperar. Me convencí.
A penas entreabriendo mis párpados pude ver que mi dedo se deslizaba y presionaba la tecla. "No contestes", pensé con miedo, "No lo hará", contestó la molesta voz de mi consciencia. Pude oír cómo marcaba: sonó dos veces y luego la llamada fue rechazada.
"Para eso tanto show...", fue lo único que alcancé a decir, aliviada, antes de correr a escribir lo que sentí en mi ridícula aventura con el teléfono.

Sin sueño




Hablándole al aire,
susurrándole a un suspiro...
Se me pasa la noche en una paradoja
de desconsuelo y esperanza.
Cada vez que cierro los ojos
aparece el laberinto antiguo
de una vida perdida,
y el sueño se hace imposible
cuando la tensión de no hallarla
me roza la piel en mi inconsciencia.
Es una tortura la vigilia,
que cierra la entrada a las tierras encantadas.
Y es peor cuando el sueño
no borra las desiluciones,
por el contrario, las acentúa
y no abre la puerta hacia la calma,
donde los diálogos imaginarios
se desvanecen en caricias que parecen verdaderas.

sábado, 14 de febrero de 2009

Fantasía de una cama deshecha en silencio


Sin palabras. Esta vez no alcanzarían. Sólo sería necesaria una mirada de niña y esperar a que te acercaras. Esta vez sí esperaría que vinieras a buscarme, esperaría una caricia de tu mano en mi rostro, que me corrieras el pelo de los ojos y me besaras la frente y los labios. Entonces cerraría los ojos y apoyaría mi cabeza en tu pecho, dejaría caer, por fin, una lágrima sobre ti, resumiendo en ella tantas cosas que ojalá te hubiera dicho y no me atreví (es mejor así). Tendría miedo de tocarte y tu acabarías con él, me estrecharías contra ti y yo ya no podría separar mi piel de la tuya. Te recostarías de a poco, y yo, sobre ti, sólo te miraría a los ojos en silencio intentando que decifraras el código de mi mirada. Inflarías el pecho y me besarías, pasando de la delicadeza a la pasión. Y luego haríamos el amor en silencio, hasta que en el momento preciso pudiera pronunciar un "Te amo".