"The mind-forged manacles I hear"
London (W. Blake)

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domingo, 27 de junio de 2010

Fe

No creo en Dios, ni dioses
ni en pecado, ni imperativo
ni ostia, ni ambrosía
ni mana, ni manzana
ni santo, ni diablo
ni yeso, ni arcilla
ni templos, ni grutas
ni ascenso, ni baja
ni siervos, ni señores
ni patria, ni extranjero
ni Franco, ni Guevara
ni hermanos, ni ajenos
ni dogma, ni mentira
ni escépticos, ni sabios
ni Verdadero o Falso
ni p, ni q

Pero aún tengo fe:
a veces, en un por venir
a veces, en mi.

A veces hasta creo en la gente.

lunes, 21 de junio de 2010

Repíteme


Dime de nuevo

una y otra vez

hasta agotar toda gota de esperanza

en mi optimismo accidental.

Dime que no

una y otra vez,

destrózame entera la potencia

de lo que podría llegar a ser;

¡Censúrame todos los actos!

Dime hasta nunca

una y otra vez

hasta disolver mis resoluciones

en tus retornos pronosticados.

domingo, 20 de junio de 2010

Juventud

Me aterroriza recordar que estoy viviendo precisamente el presente. Que ahora es mi hoy, siempre. Y no puedo disfrutar de esa unión cósmica con el "siempre-ahora" del que tanto han escrito en libros de metafísica... No, porque mi vida es finita. Porque el ascenso en espiral del tiempo me oprime, me hostiga siseando que los hilos de mi estancia aquí y ahora son tan finos, que ni siquiera existen, si intento agarrarlos para retenerlos se deshacen. ¿Y por qué tanto miedo al presente que nunca se queda suficiente? Es miedo a que nada parezca permanente, que nada escape a esa fugacidad y banalidad que es el tiempo humano. (¿Es voluntad de vivir?)
Son los mejores años de mi vida...
¿Y qué hacer con tanto ahora, para no enlutarse detrás de su paso?

miércoles, 16 de junio de 2010


Ojalá me fuera lejos, lejos.
Para tener una despedida triste,
con lágrimas de si te vuelvo a encontrar...
con abrazos de yo también...

Perspectiva

El tiempo la traza
para encararnos
que nos vamos quedando
a t r ás . . .

lunes, 7 de junio de 2010

Paradoja

*






Deseo fervientemente la Ataraxia







*

sábado, 5 de junio de 2010

?

A veces he pensado que así como dormir me alivia las preocupaciones, con pesadillas y todo, quizás así la muerte parezca consuelo a las masas. Así me ha parecido a mi también, incluso más deseable que el sueño, porque en él me agobian las imágenes de la vigilia. Y creo que quizás por eso, por quitarse de la espalda el peso de existir, tanto como a mi me aliviaría, la gente ha creído tan acérrimamente en el paraíso. Pero si la muerte es un no-ser de la conciencia, ¿Por qué insistir con que trascendemos como individuos, como sí-mismo a un plano divino o qué sé yo? Tal vez porque es tan pesada como el ser la perspectiva del no-ser, de ahí que sea tan necesario para el que no soporta vivir, creer que morir es algo así como vivir bien, y para el que ama la vida, no pensar si quiera en que podría simplemente dejar de ser...
A veces creo que la conciencia de sí-mismo desembocó en un plano inteligible. ¿Por qué no nos quedamos en la physis? ¿Por qué siempre se ha insistido, desde que, al parecer, el Hombre tiene nociones claras de sí mismo y de lo que percibe, en suponer una realidad superior, o al menos, distinta a la pragmática? Además de ser consuelo, tal vez es que no vemos la maraña de nervios, de carne, de energía que nos configura, tal vez porque no encontramos la conexión entre el cerebro y la mente, entre la orden y el acto, entre la idea y los procesos que son su causa. Y no es que quiera presumir filosofías aprendidas, pero es que aún no entiendo el nexo entre res cogitans y res extensa. Tal vez por eso la humanidad las separa y crea dos mundos, tal vez de esa incomprensión parimos a Dios, dioses, démones, vígenes, ángeles, tótems, ideas, demiurgos, cosas en sí...

martes, 1 de junio de 2010

Inconfesiones III

Sucede que no tengo oídos a los que recitar, por eso me invento imágenes de cera, por eso me recaudo algunas memorias para armar con ellas poemas como de amor, cuando me aburren los de vana razón o soledad. Es que no puedo soportar más tiempo sin ponerle algo de pereza dulce a esto, e imagino, por eso imagino, y le encuentro cuerpos a mis imaginanzas.

Pero a veces no puedo trazar más clara la línea entre la idea y el sensible; a veces, simplemente te pasas a este lado y creo que estás conmigo, de verdad conmigo, de verdad escuchándome, riéndome, tocándome. Después te subes al ascensor dialéctico y me dejas, perdida en la pregunta por tu esencia ¿Quid est?

A veces se me ocurre que quizás mis caminatas, debería reducirlas, para no darme licencia de pensarlo tanto y repasar hasta las huellas que dejamos en el barro. Tal vez si apagase el soundtrack, dejaría de inventar momentos ilusorios. ¿Pero cuál botón debieras presionar para apagarme tú a mí? Y así dejar de darle tanta vuelta al asfalto húmedo, la gente apretada y las luces de invierno.

Sucede que me canso hasta en los sueños y no puedo dejar de crearme y de creerme, como esquizofrénica. Hasta me voy quedando sin abastos argumentativos para justificar mi propia adicción alucinógena a escribir cuentos sin línea temporal.

Tal vez por eso no puedo dejar de perseguir mis pasos en marcha, agitada, hasta tenderme de cansancio en el suelo de vagones con destino establecido. Quizás así lleno este espacio universal vacío; absoluto absurdo direccional. Tal vez así nos enajenamos cuando se nos presenta muy de cerca la monstruosa presencia de la respuesta hueca al por qué.

Entonces yo te invento como un juego, como un arma, hasta verte por ahí hecho hombre, y te escribo.