"The mind-forged manacles I hear"
London (W. Blake)

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viernes, 19 de agosto de 2011

Testigo

Me siento testigo de un crimen terrible. En las noches,
me siento a esperar como si la verdad aflorase en el silencio.
Me acuesto a pensar como si la mañana trajera redenciones, como si no llevara la vida
acuestas. Sueño con tijeras devorando flores, y mujeres deshojando libros. ¡Qué asco de mujer:
arrancó
todas las páginas al tratado del entendimiento! Qué asco
sus contornos tan obtusos y su frente tan inocua...
El problema es que me he vuelto observadora, ¡de un crimen tremendo!
Y hay una mafia que me empaña.

Oye, no te conozco, nunca lo hice: toma tus cabellos de cobra y engulle al mundo
pero fuera de  mi vista.

martes, 12 de julio de 2011

De los vivos y los muertos, que son lo mismo excepto por la vida

Nosotros nos paramos en frente, nos peleamos, nos lavamos las manos. 
Las circunstancias de lo vivo nos convienen y nos convierten; predicamos y practicamos. Buscamos, seguimos, nos erigimos en la humanidad cimentada en la raza que está muerta, que ha hablado, que infló nuestra historia como gentes; Los otros se debaten a sí mismos con lo ocaso... ¿De qué lado las verdades: Del discurso hipócrita que intenta avistar un fin cercano, o de la guerra vívida-vivida- de existir ante la muerte?



Hay demasiado que inspirar y poco tiempo
entre las lenguas.


 O al revés.
Poco foco y mucho ego -qué más hay que ello, en todo caso?-

Acaso importa la trama, pregunto, mis histerias: la materia; cuando me reconozco como una cúpula completa, como las hierbas que crecen aledañas a los troncos, como huesos que se esconden bajo carne,
como pulpas que se encubren en la piel,
como cuerpo camuflado bajo
un nombre?!







Adiós, Laura Urra, recordaré siempre que jugamos en el campo.

sábado, 9 de julio de 2011

La mujer que era

He olvidado cuánto vale aplicarse gloss
en los labios
la insistencia de las manos en el pelo
y la cintura flaca, las caderas largas

Sobre todo las pestañas doloridas
se han perdido
exiliadas a desiertos que hoy respiro
como polvo de casas viejas
de mortajas segunderas

Lo cambié todo

lo dejé por patear hojarascas en las calles
por brazos que duran un infinito en rededor

lunes, 6 de junio de 2011

Reflexiones acerca de mi pensamiento narrativo


Necesito a mis oyentes imaginarios. Necesito contarles mi vida como si vivirla no fuera suficiente. Porque no sirvo para vivir sin volver sobre la vida.
A veces los personifico, los nomino, y otras veces algunos cuerpos se me meten en la mente y transmutan en fantasías.
De ahí mis amigos imaginarios. Sólo sé que, de quedarme sola, las letras me acompañarían, aunque sean pronunciadas en silencio. Que no estoy loca, porque estoy reprimida en tu presencia y tu audiencia, que es real, aunque la invente a cada momento.

Sigo apostrofando todo lo que hago

De mi: http://www.fotolog.com/angel_dulcedolor/ (retención adolescente)

Recuerdos de un desvelo

Anoche sufrí la total humanidad. Todas las esperanzas desgastadas y los intentos prematuros que han sido alzados a lo largo de los tiempos. Todo fulminó en mi cuerpo, me inundó el tórax hasta doler debajo de los hombros y encima de los pechos. Cuándo, me pregunté, cuándo los hombres han sido justos...
He visto el secreto de los reformistas; todo se trata de autosatisfacción, de creerse protagonista. Todo se trata de un absoluto yo.

martes, 31 de mayo de 2011

Mendiga en las escaleras

"...porque yo quería aprender, ¿ve? Quería ensanchar mi vida en conocimientos, pero me pasó la cuenta. Porque la vida siempre quiere retribuciones, éso lo aprendí leyendo, pero no lo tomé en cuenta. Yo intenté, intenté darle algo de vuelta, quise encontrar una parte de mí, mecánica, ¡técnica!, a que darle impulso, funcionar como reloj suizo, y con movimiento perpetuo, pero entonces me metí hasta el fondo de su mecanismo, y aprendí las relaciones de sus partes, cada cavidad y sus salientes, las curvas de su estética y su porte... Traté de cuidar a la gente, pero me enganche de sus maneras, y ya no quise controlarlas, sino atrapar sus pensamientos, como mariposas para examinarles las alas, quería conectarlos y derivarlos unos de otros, como para encontrar los axiomas del alma del Hombre, ¿ve? pero no se puede penetrar así en los misterios sin dar solución a cambio, a alguna carencia de lo que se llama el sistema. Busqué la manera de encajarme, o sea, de legalizarme en sociedad, pero siempre me encontré frustrada... Al principio no quería admitirlo, pero me di cuenta de que mis nortes se basaban en la pura sabiduría, nada de acciones, al menos no sistémicas... Ahora vengo aquí, a pasar el frío, y entumecerme los dedos cambiando de página"

martes, 24 de mayo de 2011

Pintor en Pza. de Armas


Una gitana que bailaba y un pandero en mano
Algo de luz para la ciudad, para el siglo
Hay que ver lo que se ve

Hay gente acostada en los metros
-en la escalera-
acostada como para subirla al revés
gente que las circula desde abajo
mirando hacia sus propios pies

lunes, 23 de mayo de 2011

De los muertos digitalizados

Osamentas
me observan
miran desde sus años
exponen decadencia
insurrecta
al ídolo contemporáneo

Los soberanos
se disuelven
en unos ojos arrancados
y la potencia de mis manos
por la muerte
es optimismo mal-gastado

lunes, 11 de abril de 2011

No puedo creer que esto esté pasando, que los momentos que siempre habíamos esperado estén siendo ahora. Que la venganza esté en proceso, que el karma envíe las cuentas. Esperé atemporalidades para estar cerca de la ida y ahora me atrapa una escisión cliché de corazón o mente.
Ahora que la muerte se presenta nos aferramos tanto a la vida como antes pedíamos a gritos que llegara para no alargar la espera, porque sabíamos que vendría. Porque sabíamos -¿eramos concientes?- que es posible ser el propio verdugo, y aún así el terror nos hiere cuando toma el cuchillo.
Y él aún mueve sus dedos, tratando de recordarlos, de sentirlos presente...

jueves, 7 de abril de 2011

Confesiones I

No es que quiera ser infeliz. Tal vez sea la costumbre o puede ser netamente hormonal, lo sé. Pero, a veces, añoro los inviernos inyectados en el alma, los que no se olvidan, y les agrego como tragedia el que se hayan ido para siempre, y sobre eso el no poder escribirlos al pie de la imagen, para que se vean como son, para que se lean como se sienten.
Por primera vez en un buen tiempo, soy feliz. Por primera vez, desde hace tiempo, escribo de mí, desde mí y sin adornos estilográficos.
A veces uno tiende a transformar estas cosas en bitácoras de amor, y yo, no cediendo, a veces hasta evito referirme, por cuestiones del pasado, como para evitar caer en los vicios que dejé... Pero y qué!, qué más valdría la pena que hablar de esto, de amarse, de nostalgias y recuerdos, y proyectos.
Se me ha vuelto una mala costumbre escribir pensando en que me leerán -como si tanta fama-, y he perdido varios sentimientos por priviliegiar la forma.
Hasta dejé de escribir hacia segunas personas, como si no tuviera tanto que decir-te-...
¿Sabes? por ejemplo: me quedé enamorada de un periodo en que te escurrías en mi mente, y yo trataba de empujarte pero siempre me resistías con los brazos. Hay unos caminos a casa que aún huelen a mi espacio irritado por tu presencia, a estómagos conmocionados, a manos temblorosas y sonrisas aparentes. Nada más, tú presencia me excitaba, y se ornamentaba con calles mojadas. Mi abrigo negro nunca va a dejar de ser aquel del invierno 2010, de todos los viernes, a las 7, en el taller...
Sé que nos vamos llenando de tiempos nuevos, y que después voy a recordar y registrar lo de hoy. Sé que soy inconformista y siempre estoy deseando cosas de antes, cosas de antes... Pero nunca había tenido un presente tan afín, tan...
Azulado

miércoles, 6 de abril de 2011

Inconfesiones V (?)

Nunca te lo digo. Nos decimos pocas cosas importantes, pero, además de que te quiero, ojalá dejaras de fumar...

jueves, 31 de marzo de 2011

Ballet


Yo siempre al revés:

cuando el mundo se distorciona lo veo todo claro (quizás mis problemas sean a la vista...o al equilibrio)
cuando la catarsis se vuelve sobre la gente, soy una ahijada de la paz etérea, inmune a la tragedia (aún si fuera vástago de mis plumas)
cuando ellos pisan mierdas, yo giro elegante y, vuelo.

Primera vez que estoy arriba, con un pie girando -abajo- sobre el eje de una pista americana, de un diseño de París, de una música romana, ¡cuán bailarina abierta en flor!




La vida se echa las ganas: tira dados sobre las cajas de bolitas que intentamos encerrar, como si fuera al azar, como si Alea fuese a jugar. A veces todo va bien, y entonces, viene un traspié. Y la probabilidad, epistemológicamente hablando, sigue siendo la misma. Quizás mañana abra los ojos y este en España, quizás desaparezca, quizás sea mariposas...

miércoles, 23 de marzo de 2011

Regina (confesionario)


Tu voz me recuerda los reflejos del otoño en mis párpados, los espejos de los bosques en las calles, en pozas de aguas marchitas, amarillas y graciosas de caída. Y los pies apresurados, como prófugos del tiempo, para verle.
Recuerdo los abrigos, el roce grueso de sus faldas y el espanto de vagones que van llenos. El frío en los dedos, el anhelo de unas manos.
Sobre todo me traes flores; flores a la memoria, como ofrenda de domingo. Flores todos los viernes, en las noches para adornarme los retornos. El recorrido delicioso de despedida, perfumado de un último abrazo; la promesa de una próxima. Flores de vestidos, no de jardines. Flores amarillas, hojas que se caen: revueltas en las aceras empapeladas.
Cada hebra de tus labios que se extiende hasta mi alma, levanta mis juegos de ilusiones, de niña, que guardaba en una caja, que escondía en las distancias, en las confesiones que escogí para desdecir a los cuatro vientos.
Mujer, me reviertes el camino hasta los cuadros de Monet palidecidos de mi invierno.
Siento que la curva de mi cuello se pronuncia, que mis pasos se resisten a pisar las grietas de la calle, que la lluvia registra mi cara, y que el té huele fuerte -como saben las almenas de su cuerpo -, y con azúcar.
Sucede que cuando invades con tu eco mi pensamiento, me transporto a esos lugares que dejé, de tan simples, grabados y me llevé de contrabando en bolsos para transportar humo y niebla.
Pasto en las piernas, roces de piel.
Todo eso me llevo con tus lamentos y el marfil bajo tus dedos.
Recuerdos.
Recuerdos en tono pastel
y sepia



miércoles, 16 de marzo de 2011

La Muerte del Cepillo de Dientes

Los cuerpos sin exhumar de las sobras no son lo más digno para un servidor. No para adornarlo. No para velar su cuerpo inerte. No para acogerlo en su muerte.
Si los días más íntimos no merecen mejor sepultura, no me atrevo -no me quiero- imaginar que queda para una, que es algo así como una empleadora abusiva de sus cerdas irregulares, revueltas por el tiempo y el esfuerzo. No me dan las fuerzas para imaginar cómo habría sido si el entierro fuera al revés, si mi carne putrefacta en relación directa con el tiempo hubiese caído entre sus hebras de dureza media...
Por mi parte fui indolente. Dudé. Viví un instante brevísimo de vacilación a punta de costumbre. Diría que pensé en que tantas noches de depuración, tantas mañanas de aliento, habrían de merecer bien un final más digno. Digno. Debiera de haber pensado en que las cosas del pasado no se pueden desechar así, sin más, sin despedida, sin por lo menos un intento decoroso y protocolar de hacer algo así como un réquiem, pero menos popular. Que si acaso hubo algo sobre qué oscilar las dudas y los miedos, debió ser pasar la mano por sobre lo que fue, y cambiar. Que sentí miedo, que traté de evitar, que aferré cada una de mis uñas alrededor de su cuerpo fino y engomado, que grabé los colores de su ser extenso en mi retina para siempre, antes de seguir y olvidar. Que tuve algo de miedo.
Reconozco que lo tuve, que intenté estirar los tiempos, las eras, todas las relaciones, las sacudidas, hasta que el cuerpo laxo no dio abastos para tanta mugre.
Pero al final fui indolente (no niego que sentí, y todavía siento, bastante pena,; el ardor que deja el despegar del brazo una huincha adhesiva, pero fui indolente). Simplemente extendí los dedos, las palmas, y cayó:
sobre la tumba de lo que fue, y ya es
BASURA

viernes, 4 de febrero de 2011

Reloj de Sol


La arena se funde a sus pies
sin pausa y sin tiempo real
han de eclipar eras al danzar
Yo sé, los he visto girar

Envuelven los cuerpos
de sus santos segunderos
entretejen en sus hebras un ayer
Espirales de fuego emergen de raíz
rasgando la tierra, manillas de Sol
paren horas doradas
en frentan de cara a Dios:

Una amalgama pasajera de eternidad

cae en mi pecho y mi voluntad
El cuerpo es la espada del tiempo
que se va

¡Condenados! Somos viajeros eternos
en inmovilidad

Pero yo te espero
Yo te espero, segundero
En el Sol siempre es hoy



domingo, 23 de enero de 2011

Nostalgias forasteras

A veces es extraña la nostalgia. Se presenta y se espanta, como para exclamar pasiones y luego arrepentirse, sembrando algo de sí y algo de nada.
Hay rostros que dibuja a la distancia, como queriendo avistar por lo bajo: se pronuncia sin bombo y sin platillos.

A veces se amontona en la distancia.

sábado, 15 de enero de 2011

Cosa cotiana

Cosa cotidiana encontrarte
el rostro en las cortinas
desenredar tu mano en valles
que delinean los confines
de tu espacio a la cocina

Burlar puertas alzadas
con tabúes de tabla senil
que volteamos sobre llamas
de humor infantil

Cerrar las llaves de agua
y hacer despegar temblores
en el vientre y las rodillas
para abrir pasos sin peso
que en la Luna se caminan

Escalarte por la espalda
juguetear entre tus climas
caer en la cama y asediarte
desde el cuello a las colinas

Cosa cotidiana el contraste
de la luz con tu mejilla
el olor a labios tibios
El cuerpo hecho piedra y los latidos
de la nuca a los tobillos