"The mind-forged manacles I hear"
London (W. Blake)

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lunes, 26 de abril de 2010

Inocuidad contraproducente

Antes de los por qués
durante los cómos
y después de los dóndes
se me caen las dignidades de los dedos
(y de las piernas)

Y no hay nada que hacerle:
estas pulsiones son más rápidas
que las razones.

martes, 20 de abril de 2010

Lastre


¿Por qué la gente se empuja en el metro?

¿Estarán cansados, querrán quitarse el peso macizo que estiba a sus pies? ¿Corren acaso, quizás, a encontrar un alivio a la carga interminable de sobrevivir, a endosarle a los asientos la monotonía de sus vidas pesadas de lastre? Se empujan para ver quién llega primero a quitarse unos minutos la tarea de estar en pie, de andar. Corren como ganado arreado por jinetes incorpóreos, estimulados por el siguiente segundo, por la siguiente oferta, por la siguiente demanda…

¡Pero cuántos cansados de vivir… los que encorvamos la espalda bajo el peso de la existencia, nos quedamos de pie mirando, abismados, mientras se nos escapa el vagón!

domingo, 18 de abril de 2010

Indeterminado

Es una tristeza tan simple,
que no estoy segura de si acaso es real.
Las lágrimas son claras y livianas
pero aún
la punzada atraviesa mi carne
hasta el centro
hasta Lo hondo
hasta ahogar los gemidos simples.
Simples de verdades tristes.

Te pedí un sentimiento
y me diste esta tristeza informe
e inconstante

Te pedí una sonrisa
y me diste tus placeres...
¡Tan culpables!

Te pedí un poema
y me diste imposibles

Imposibles intocables

sábado, 17 de abril de 2010

Qué estúpida soy u___u!

viernes, 16 de abril de 2010

Extraña

Me imagino que cada momento en su vida es como una poesía triste.
Pero de esas que me quitan el aire al punto haberme callado el llanto,
como las que algunas veces yo escribía.
De esas con pena verdadera, y por nada, y por todo
porque ella escribe al son de una melodía así de triste
¡tan desgarradora!
que la escucho una y miles de veces,
adornando tanta palabra cadente,
tanto soneto arruinado.

domingo, 4 de abril de 2010

ESPECIAL SEMANA SANTA

(Antes de que se acabe)




viernes, 2 de abril de 2010

La Mala (mujer, polola, amiga, hija, compañera, madre, esposa, y así ad infinitum).

De hace tiempo no le presto atención a esta mujer, pensé que nunca lo volvería a hacer, pero nunca he renegado de la marca que dejó su nefasta aparición en mi vida. Lo que soy, no hubiese alcanzado a actualizarse sin ella, sin ella y sin los demás personajes detestables de mi historia. Las lágrimas, la ironía desatada por inminentes desprecios, por mi parte, la lástima o la rabia, todo se agradece. El pobre de sabiduría no puede andar despreciando lecciones de vida. Y esos, los que dejan recuerdos amargos, son los que han aportado, entre otros, a aleccionarme.
Tampoco puede una menospreciar tamaño retrato de un personaje tan singular, labrado con tanto detalle, el villano manipulador, calculador, perverso, pervertido, febril, enajenadamente inocente de sus bajezas. Nadie puede decir que no era compleja, que no estaba cagá e' la cabeza.La innombrable, como le dicen, tenía la vida patas pa' arriba, literalmente. Vivía en una casa de locos, la tenían totalmente enloquecida a ella. Por sus ancestros, la perdono, porque nadie puede ser normal en semejante ambiente. La casa era de cristal, así siempre la vi yo; había que contorsionarse al moverse, al caminar, para no botar nada, para no pecar contra la inmaculada sala cristalina de la casa de locos. Había que tener cuidado, no subir la voz, para no despertar los gritos de los viejos moribundos de alma, que dormían arriba, en el segundo piso. Había que estar calladito, no hacerse el simpático con la madre, porque salía peor, porque siempre estaba lista para responder con dejo despreciable, más que de desprecio.
Llegó del Norte, a puro molestar, esa es la verdad: nadie la quería, la quisimos al final. Llegó diciéndose especial, creyéndose especial, diciendo que nadie la quiso antes, porque nadie la entendió, porque todos eran malísimos en las ciudades nortinas, donde hay más Sol. Decía que todos la dejaron sola, que maquinaron todos juntos contra ella.
Lo mismo debe estar diciendo ahora de nosotros...
Nadie la quiso acá tampoco, nadie soportó su empalagosa majestuosidad de egolatría. Pero tuvimos que ceder, ella nos hizo ceder y se quedó conmigo, y con los míos. Nos obligó, siempre debió tenerlo claro, y nos obligó hasta que la quisimos, hasta que dejó de molestarnos su presencia, hasta que la llegamos a extrañar, a dibujar en nuestros autorretratos.
Pero debo confesar, que todo el tiempo sentí el peso de haberla querido obligada, pero me hice cargo, como muchos, de sus llantos, de sus rabietas, sus pataletas, sus lágrimas de cabra chica mimada que vive con los abuelos y la mamá (aunque los abuelos la trataran mal, aunque la mamá nunca la abrazaba y aunque el ex-papá fue el primero en cagarle la mente), sin hermanos. Todo el tiempo recurrió a mi una especie de cólico cuando ella estaba cerca, me devolvía los sentimientos; el empalago, me daban ganas de vomitar. De mandarla lejos, de reírme de su drama, de des-hacerla parte de nosotros. Pero no podía, porque la quise, porque ella me obligó.
Ahora leo sus mensajes, sus cartas express. Recuerdo ahora cuánto se internó en nuestras vidas, cuan parte llegó a ser de mi escenario, de mi cuento, de mis delirios, incluso.
"Maraca de mierda". Esa es la palabra de todo el que la conoció. Y yo lo digo, lo repito, cada vez que la nombro, a la innombrable. Maraca de mierda, porque logra no ser indiferente, porque a todos nos dan ganas de hacerle rayones feos encima, en vez de borrarla. Porque hasta me llegó a dar pena...
(De puro morbo dan ganas de hablarle, o de saber qué hace, pero el sentido común aleja a kilómetros...)Maraca de mierda. Debe estar diciendo que la dejamos sola, que nadie la quiso, que la tratábamos mal, porque todos eran tan malísimos en ese colegio rosado, allá donde hay re poco Sol.



[Disculpenme la mala palabra, no se puede describir con menos]