"The mind-forged manacles I hear"
London (W. Blake)

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domingo, 30 de septiembre de 2007

Casi perdida


Estoy.

No sé si necesito algo más que ser.

Puedo ver y sentir vibrar mis venas con la simple luz de la mañana o el aire que se toma mis pulmones.

Me enageno con las imagenes de pureza simple y sutil. Me creo las imagenes más bellas de recuerdos fantasmales y logro un extasis casi real.

Pero todos los recuerdos del pasado y del futuro, todas las aspiraciones del presente, suplican tu cuerpo materializado en mis ensoñaciones. Ruegan con tiruales casi fantásticos casi reales, que traspases el mundo de mi inconciente.

Todas las perfecciones serían mejores contigo.

Cada vez que logro plenitud, apareces tú.

Fantasma de mis fantasías.

Dibujo sin saber qué piensas, una imagen de nuestro camino oculto. Y entonces me despiertas con una mirada sombría, y me veo sola, parada en una melodía casi triste, casi calma. Parada en una pradera oscura y perfecta, oyendo sólo el eco de todo lo que pudo y podría ser.

Ya no caen los rayos de miel solar a mis pies. Me bajaste de la luminosidad otra vez, y no me queda más que caminar entre la canción melancólica que toco con la cuerdas de nuestra pasión casi descontrolada, casi nula y casi desbordante.

Sin saber qué piensas te escribo otro poema, y sigo caminando entre la hierba trillada de un "aún puede ser..."

viernes, 28 de septiembre de 2007


Yo estaba sentada mirando la Luna porque la magia se me estaba acabando. Saqué el caldero y lo llené de luz blanca y azul. Aproveché de reanudar la lista de sortilegios que estaba escribiendo en mi libro de las sombras, en las páginas amarillentas donde se escurren hechizos y poemas de tinta negra y antigua. Llené las botellas de ilusiones, sentada en el pasto, y las tapé rápido para que no se me escapara el sentimiento. Coseché 2 calabazas fuera de época, por si vuelvo a perder la noción del tiempo, en esos trances meditativos, y llega Samhain antes que Beltane.

La Luna estaba tan clara, tan serena y tan sonriente en su redonda cara luminosa, que me dieron ganas de tomarla y la abrazé. Ni con magia me alcanzan los brazos para alcanzar su lecho plateado; ella estaba acostada al lado de una estrella azul que me hacía burla porque estaba yo tan abajo. Las ramas de árbol florecido hacía poco - estaba tan contento él por sus flores rosadas y blancas, ya no soportaba el invierno, me decía- le respondía a la estrella y la sacaba de mi vista. Las estrellas son tan burlescas aveces, pero tan bellas que da lo mismo; eternas en su resplandor semilunar.

El aire estaba frío y placentero, asi que prendí los motores de mi escoba y la monté sin pensarlo más de una vez. Despegué ligera, y mi escoba arrastraba detrás de nosotras una estela que centelleaba roja, azul y verde, amarilla y otros colores que no sé cómo se llaman aún, sólo el Sol podría decirlo, ya que tiene a todos y cada uno de ellos en su corona dorada.

Subí, subí, y saludé a las estrellas sin resentimiento ni molestia por su risa impertinente. La Luna estaba tranquila, como siempre. Me vió y soltó una cacajada. No le pregunté de qué se reía, asumo que le hace gracia mi sombrero punteagudo y mi intento de sabiduría, que no se compara en nada con la suya.

Al fin me senté con ella en el cielo azul. Ya no corría tanto viento asi que me saqué la capa y la dejé en una nube oscura, con mi vara de sauce (que llevé sin querer al cielo enredada en mi pelo enmarañado).

La Luna llena me dijo ahí tantas cosas, que anoté enseguida para mis rituales, en una hoja plateada con tinta azul que le pedí a un cometa que pasaba. Me explicó por qué aveces regalaba algo de su poderosa magia alos mortales. Me contó que aveces se olvidaba de contar los días del ciclo de las niñas, y le llovían reclamos desde la Tierra, sin respeto por la gravedad, por los atrasos. No se olvidaba eso si, de recordarle las mareas a la mar, olvidadisa, que es su amiga, que aveces hace de espejo y la Luna se baña desde el cielo en su reflejo. Aveces corre por todas partes ecerrando en luz a los enamorados que quieren verla. Aveces la quieren usar para magias oscuras y ella se roba esos males y se los devuelves tres veces, no, no le gustan los hechiceros mal intencionados. Y después se pasea por las noches, de círculo en círculo haciendo acto de presencia cuando la llaman junto al Sol.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Postyou

Hace tiempo que no escribía aquí. Jajaja, y hoy se trata de lo mismo que en mi última entrada, pero creo que la visión es bastante diferente. (Hubiera escrito en el fotolog, pero no puedo volver a subir foto hoy! )
Hace tiempo que no me inspiraba, o quizás si, pero no quería exagerar mis sentimientos, o que parecieran exagerados. Pero creo que hoy debo aprovechar las ganas de expresar que me provocan estas vibraciones estomacales, hijas de recuerdos recientes de situaciones no muy espectaculares. No, pero su resultado es tan grande como mis latidos en esos segundos pequeños, oscuros, fugaces y sonrientes. Ni siquiera me preocuparé de n ovolar muy alto con mis palabras exaltadas, por el miedo a caer; porque, a pesar de mi flujo de emociones, no quiero ver lo que no permite la ignorancia sobre sentimientos ajenos.
¡Ah! ¿Qué puedo decir sobre tanta conmoción?
Yo vi que la vista se le arrancaba. Y mis ojos no se contuvieron demasiado de atrapar su figura a lo lejos.
Tuve miedo, ¡Qué extraño a la cercanía!
Amé. Amé cada segundo, y el contacto más ínfimo fue una maravilla. Una maravilla. Así debería describir mis sueños: como una maravilla.
No puedo atar con coherencia mis frases, creo, y es que en mi mente se ha revuelto todo lo que había estado ordenando desde hace un tiempo (aunque no es un cambio muy grande, porque no tuve mucho exito en esa tarea).
Una montaña rusa. Así definí, en realidad, nuestra historia material.
Jajaja, ¿Serán efectos de las flores que nacen, estas sonrisas inesperadas?
Me gustaría poder terminar con esa frase tan trillada, pero tan difícil. Si algún día fuera seguro, o aunque no lo fuera; si algún día hubiesemos lazado esas palabras que nadie dice; se lo diría una y mil veces.