"The mind-forged manacles I hear"
London (W. Blake)

_

sábado, 22 de noviembre de 2008



Parece que se me desconectó ese mecanismo que me ayudaba a canalizar lo que no podía decir. Siento que las palabras se persiguen unas a otras y no tienen sentido. Me cuesta escribir y al leerlo estar satisfecha de mis letras, no por ambición artística, si no porque es la forma en que pongo mi corazón en expresiones. Y es que mis desahogos de conciencia - o inconsciencia?- se han cohibido bajo las posibles miradas, como suele ocurrirme, pero ahora hasta en mis más ocultas noches de pensamientos aglutinados, me abstengo de dejar fluir imperturbable y caótica mi alma.
Me siento ambiciosa de misterio, quiero volver a no ser gráfica y dejar que los curiosos no comprendan ni media palabra de las mías. Quiero exclusividad, para que entiendan sólo los que ven... los que me ven de verdad.
¿Y de dónde saco metáforas poco obvias para crear tanto misticismo como quisiera?
Hoy soy una paradoja: no puedo escribir porque me siento anestesiada del corazón, sin embargo, pese a tanta falta de suavidad emocional, se me cae lo que tengo adentro en lágrimas, a cada instante y sin mucho estímulo. ¿Por qué? Tengo miedos, nostalgia y felicidad. ¿Por qué cuando debería no puedo llorar ni expresar, y cuando está el silencio en calma lo rompo con sollozos que no tienen forma (pero sí fondo)?
Necesito remediar mi falta de inspiración y calmar mi explosión mental.

No hay comentarios: