"The mind-forged manacles I hear"
London (W. Blake)

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martes, 15 de septiembre de 2009

Momentáneamente sin título


No había entendido por qué no me arrazaba ese haz de inspiración, como lo hacía antes, cuando las palabras se caían por amontonadas de mis dedos... Y quizás todavía no lo entiendo. Por qué escribo y no lo siento. No tanto, no demasiado, no suficiente. Por qué trato de decir y las palabras se vuelven inútiles... ¿Por qué no tengo una oda a la vida, como en días anteriores? ¿O una plegaria a la muerte?
No tengo una idea en la mano, no tengo una mariposa que se me escape de la boca y me escriba los manifiestos de una pseudofilósofa que quiere retratar una vida en palabras... No tengo una mañana azul, se me perdió eso de la vida que sirve para suspirar. No entiendo qué escribo, pero lo quiero decir. Me falta el aire que me empujaba hacia una vida verdadera...
Me falta el aliento para contestar. Y aún estoy balbuceando respuestas, esbozando un par de líneas, arrancándome al papel... Por que, ¡Cómo podría mantenerme sobre los pies rotos de la existencia, sin al menos intentarlo? ¿Sin explicarlo todo en un silencio escrito, sin decir nada en una perífrasis eterna...?
Parece que pasaron años y yo no pude quebrar mi silencio. Dolió la tinta desperdiciada. Es que intenté gritar y no pude decir nada, salvo un rompecabezas falto de piezas, palabras a medio articular. Es que traté de decirlo y no pude : Tengo sed de amar.
Creo que son ganas de vivir. Tengo nostalgia de Mi vida, de esas mañanas resplandecientes, de esos discursos interminables que se me aparecían en la mente, porque la inspiración era toda mía.
Y no es un problema literario... Tengo sed de amar, extraño vivir.
Cuánto quisiera seguir tecleándo para siempre, hasta convertir esta entrada en un libro. De esos que inspiran tanto a la gente, pero lo que sigue ya lo expliqué: La Vida es una Rueda (y todo lo demás), y nos toca girar en todas las posiciones. Extraño la altura de mi pasado y hoy es otra la "Realidad", pero y qué; la vida volverá a girar. Y yo voy a seguir escribiendo, cómo andan las nubes en el cielo, cómo caen las gotas que se quedaron atascadas en los árboles, cómo mis días suben y bajan y cómo mi amor trata de mantenerme fuerte, mientras que el amado se me escapa de las manos, o vuelve. Las páginas de mis memorias se escribirán hasta la muerte, con letras o con sentimiento.
(Gracias a los dioses por el placer del arte, porque no se acaban las fuentes para crear, o simplemente expresar.)

domingo, 13 de septiembre de 2009

Estúpida

Mi peor enemiga... Soy yo.
A nadie le hago más difícil la tarea de disculparse conmigo, que a mí misma.
Nadie sufre tanto con mis errores, como yo.
Nadie hiere más mi orgullo, con nadie soy más indolente, que con la que llora al otro lado del cristal.
Y yo no le pido que sea perfecta. ¡Jamás perseguiría tamaña barbaridad! Ni ella se prestaría para tal abuso.
Es que yo no quiero ser perfecta.
-Pero a veces creo que lo soy...
Si no, ¿Por qué es que me sorprende tanto cuando te equivocas, querido corazón?
Tal vez mi inmoralidad ética espera más de lo que puedes dar, pero me recuerdo que no soy una diosa, y si he pecado es de estupidez...
No es que quiera criticarme, pero esta es una de esas pocas veces, en que te pasaste de la raya... ¡¿Por qué erraste Ahora?! ¿Por qué mi lapsus stúpidus tenía que afectarle a él?...
Definitivamente este es una especie de monólogo, pero quiero que tengas claro, que aunque me he dicho que de errores se aprende... y eso lo aprendí errando, este ERROR, inconsciente, inocente y estúpido, me duele más porque involucró a mi adoración. Tú adoración.
¿Por qué no me hicieron dormir los dioses, antes de actuar en el momento equivocado?
¿Por qué...?
¿Por qué a él?
¿Por qué me destruí perjudicándolo a Él...?
Él...
Creo que lo va a entender (y el margen de la duda es grande: quizás no)

sábado, 12 de septiembre de 2009

Post mortem

[Antes de descubrir que era una broma de los tarados de segundo (no de todos, de algún ocioso), escribí esto, quedó lindo y no lo quiero borrar... Me siento libre de seguir puteando al profe, al menos ahora sé que es importante]



Fue mi segunda imagen de la facultad. Y no fue agradable, como la primera (Peirano)... Después de casi mandarme a la cresta y no darme la bienvenida, ni solucionar mi problema (no podía inscribir ramos; en el pendrive de instrucciones decía "Si aún no puede inscribir ramos, diríjase a hablar con su coordinador de carrera para que los inscriba manualmente"), me llevó donde la secretaria (Después nos dijo, en clases, que las secretarias existían para hacer su trabajo) y le dijo "¡Esta niñita que no sabe inscribir los ramos...!"
Salía en medio de las clases para fumar con mis compañeros, dictaba demasiado rápido y NADIE tenía correcto el vocabulario (hasta que traducíamos el texto del libro y descifrabamos nuestros propios apuntes), me daba miedo hablarle cuando necesitaba algo, más por su indiferencia que por sus retos... Últimamente había fumado en plena clase, dentro de la sala, como decían que hacía antes. Se reía con nosotros, DE nosotros, por eso siempre rogaba que no me tocara traducir un capítulo en voz alta, porque, aunque latín es uno de los ramos que me viene mejor, estaba segura que de alguna manera el me podría hacer sentir estúpida, aunque lo hiciera bien... Lo peor es que no era con intención, era con indiferencia. Pero era una de las clases más entretenidas...creo... Lo que me hizo criticarlo con más fuerza que antes (antes me importaba menos), fue que ni siquiera nos inscribió bien en los cursos básicos temáticos y mis compañeros de filosofía y yo nos vimos a punto de ser expulsados del curso : "LA literatura como conciencia", por su culpa...
Yo pensé que algún día sería su ayudante, aunque me daba miedo (ya expliqué por qué); él me dijo que era muy guagua yo todavía para serlo, y que pagaban una mierda... pero, ¡claro!, que a pesar de eso, sería un honor para mi revisar sus pruebas.
Al menos no me hacía escribirle en la pizarra, ese era un "honor" reservado para la Camila, que tenía buena letra, según él, porque la suya "¡no se la entendía ni el mismo!", a mi algún día me esperarían otros "honores", cuando fuera su ayudante, claro... Sólo cuando vió mi promedio y se supo, por un segundo, mi nombre (y mis notas), me dijo: Hay que conocer a las niñitas a las que les va bien... ¡Para que me escriban en la pizarra!
No era de mis profes favoritos... Pero sí tradicionales, y eso que llevo menos de un año en la facultad. Era Valdivieso, con el que se podía wear en clases, el se reía de ti o de cualquiera, el que disfrutaba vaticinando una lluvia de rojos en la prueba ocho. El que logró hacernos la cantidad de pruebas que quería, a pesar de los paros.
Y a pesar de todo, cuando me enteré -hace poco-, de que no sobrevivió a su tratamiento respiratorio (ya me imaginaba yo que esa adicción enfermiza, peor que cualquiera, al cigarro le iba a traer problemas, pero en el fondo uno cree que esa gente es inmortal), se me encogío el corazón ante la muerte, que se llevó a Valdivieso y nos dejó sin coordinador... Lo voy a extrañar.
Si hay algo que nunca se me va a olvidar, es su risa burlezca, la que te hacía sentir pequeñito, insignificante.
Esa es la verdad, no alcacé a conocer demasiado al profe Valdivieso, porque llegué recién, pero yo iba a ser su ayudante y ... lo voy a extrañar.
Requiece in Pacem


(Ahora cuando me lo imagino, en el lugar después de la muerte, al menos lo veo riéndose)

lunes, 7 de septiembre de 2009

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¿De qué manera se pausan los corazones?
Me explican, en delirios iluminados, las voces de la razón que presionar un botón bastaría para calmar esta necesidad nauseabunda que es en-amor-arse, sin dejarla morir (Parece una lección irónica sobre mi aversión a la tecnología, al menos ella tiene un mecanismo de detención, de suspensión). Ojalá fuera un conjunto de metal, y pudiera estar en off... algunos momentos.
Hacer lo correcto es esperar con el corazón dormido, para que no duela. Hacer lo correcto es no perder la fe y al mismo tiempo no esperar nada. Hacer lo correcto es dejar que la conciencia avance sin salirse de sus cabales y que cada paso suyo sea en pos de la emoción...
Dicen que si se tratan de unir, el corazón se pierde en la red neuronal de la racionalidad; y la mente se ahoga en la sangre sucia de las venas, en la sangre que palpitó, sintió, vivió y va a morir. Pero el consenso es una opción. Sí, la discusión es pasajera y es el fin la solución.
El consenso es VER, abrir los ojos más allá de los límites de una u otra pared, alcanzar la verdad afuera de la materia gris y el golpeteo muscular.
Mi concenso es esperar, mi mente dice cómo, mi corazón dice por qué.

PAUSA

martes, 1 de septiembre de 2009

Los muertos no lloran


Estas lágrimas me dicen que estoy viva. Llorar es que aún hay oportunidades de vivir. Los muertos no lloran, las almas fuera de sus huesos, quizás.