"The mind-forged manacles I hear"
London (W. Blake)

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domingo, 13 de septiembre de 2009

Estúpida

Mi peor enemiga... Soy yo.
A nadie le hago más difícil la tarea de disculparse conmigo, que a mí misma.
Nadie sufre tanto con mis errores, como yo.
Nadie hiere más mi orgullo, con nadie soy más indolente, que con la que llora al otro lado del cristal.
Y yo no le pido que sea perfecta. ¡Jamás perseguiría tamaña barbaridad! Ni ella se prestaría para tal abuso.
Es que yo no quiero ser perfecta.
-Pero a veces creo que lo soy...
Si no, ¿Por qué es que me sorprende tanto cuando te equivocas, querido corazón?
Tal vez mi inmoralidad ética espera más de lo que puedes dar, pero me recuerdo que no soy una diosa, y si he pecado es de estupidez...
No es que quiera criticarme, pero esta es una de esas pocas veces, en que te pasaste de la raya... ¡¿Por qué erraste Ahora?! ¿Por qué mi lapsus stúpidus tenía que afectarle a él?...
Definitivamente este es una especie de monólogo, pero quiero que tengas claro, que aunque me he dicho que de errores se aprende... y eso lo aprendí errando, este ERROR, inconsciente, inocente y estúpido, me duele más porque involucró a mi adoración. Tú adoración.
¿Por qué no me hicieron dormir los dioses, antes de actuar en el momento equivocado?
¿Por qué...?
¿Por qué a él?
¿Por qué me destruí perjudicándolo a Él...?
Él...
Creo que lo va a entender (y el margen de la duda es grande: quizás no)

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