"The mind-forged manacles I hear"
London (W. Blake)

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domingo, 3 de enero de 2010

In media res

No encuentro palabras lo suficientemente caóticas para describir el palpitar de mis nervios al pensar una mente enferma. -Ya no me esfuerzo por el arte pulcro, mis letras se escapan, se imprimen solas en el papel. Dicen que las palabras fluyen cuando se las deja salir… o quizás no lo dicen y yo lo inventé. Pero un vómito emocionado o una lluvia de lágrimas podrían ser más efectivas al momento de decir: "..." (lo que estoy tratando de explicar).
Tal vez la línea escrita hasta el margen se interpone en la mezcla de sensaciones que asfixian. Tal vez las palabras verticales, la poesía desmedida, sin métrica, es más capaz de absorber toda mi respiración enajenada para desarmarla y reunirla en un solo corpus, de esos que no dicen nada; y lo dicen todo. Quizás lo que veo simplemente no se puede explicar, tal vez la lírica exige en este momento sólo expresar.
Tal vez así mismo las palabras desatadas de los locos no pueden ordenarse para hallar sentido y les parece a los médicos que se merecen un pase al rincón frío y blanco de los que se abandonaron a la "irrealidad" (Y a esos nunca los he visto con lástima, a veces los he podido hasta envidiar).

No estoy segura del límite que ha trazado no sé quién entre el arte, el genio, el filósofo y la enfermedad. Son hilos finos los que sostienen a un artista unido a la cotidianeidad. Los poetas más enfermos son los que a mi me gustan más. Los pensadores menos sumisos son los alborotan más mi flujo mental. Y los genios han sido siempre los menos aceptados por la sociedad, al menos los que cambiaron el rumbo de la humanidad, los que idolatraron después de que dejaron de respirar.

Son hilos finos los que sostienen al artista atado a la “realidad”, son hilos finos los que sostienen los pies de los pensadores que pueden “encajar”.

Los locos, por su parte, se desatan, eso es todo.

Y los demás… los demás cosen su piel al piso, a sus doctrinas, a su “verdad”. Atraviesan al pensamiento hasta fundirlo en las llamas de la rutina, hasta ahogarlo, mutilarlo en el infierno de la sumisión. Omiten las dudas, desprecian el genio de la curiosidad, tapizan la mente con parámetros de obediencia. Y eso es todo.

Y yo... no sé en qué categoría estar. Evito que la vorágine de la fluidez mental me arrastre con ella a la pérdida absoluta de la razón (de mi Súper Yo). ¿Y para qué? ¿Cuál es el fin de abstraerse de la abstracción? Algunos parecemos vararnos en el medio, entre “sueño” y “realidad”; es que no sé verdades ya, no conozco una realidad. Me escapé de lo establecido para buscar “lo que es”, como es, para observar la desnudez de la realidad. Pero la búsqueda es vacía. Jamás las preguntas se responden, jamás el objetivo del conocimiento se encuentra, jamás se llega más allá de la duda para encontrar la respuesta; la respuesta se anula a si misma. Contestar La Pregunta es omitirla.

Y quién dijo que hay realidad?

Quién dijo que hay una manera correcta de pensar?

Mi duda eterna no me deja establecer parámetros. Y pensar que algún día quise psiquiatrizar; la verdad es que nunca pretendí armonizar almas, jamás quise curar -ni podría, tal vez-. Psicoanalizar. Entender, desentrañar el misterio sináptico, el salto a la locura, el "proceso mental", el puente entre lo físico y lo intangible.
Yo nunca supe cómo podría "tratar", "ayudar", por eso deserté de la psicología aplicada, antes de empezar.
Que los locos sigan su corriente poco usual, ¿Y qué? ¿Quién dijo que hay una manera correcta de pensar? Cuando atraviesas la línea de lo habitual, desbaratas un poco más el aparato social. Y he ahí los locos enclaustrados por ver otra realidad. Yo soy escéptica con es el "Ser", no hay nada que afirmar, sólo dudar. La realidad se me ha vuelto poco objetiva y yo, afirmada de hilos finos, estoy mirando la esfera de las cosas que son y no son, y no tengo nada que decir…

¡Ahora entiendo por qué no puedo escribir!, es como estar en presencia del mismo Aleph; el mirar la realidad fuera de ella, es tratar de abarcar tanto que es imposible traducir lo que se ve, imposibilita describir. Quizás así miran algunos locos, por eso se escapan de "lo que es", para ver, hasta enajenar sus mentes al máximo y dejar de ser funcional.
Que los locos sigan su corriente poco usual, ¿Qué habría sido de Van Gogh rehabilitado, o la sanidad mental de un Rimbaud?

Que los locos sigan(mos) su corriente poco usual.

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