"The mind-forged manacles I hear"
London (W. Blake)

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jueves, 25 de noviembre de 2010

Ojalá fuese de pasos más simples, o sonrisa más ligera. Ojalá albergara el encanto de la forma...
Siempre me ha dolido ese desplazamiento de lo profundamente pathétiko, por lo desconsideradamente llamativo. Es una falta de respeto, y una falta de pronunciamiento. Esto último es lo peor: el pronunciamiento requiere ser llamativo para ser, precisamente, pronunciado.
Es imposible pedir que se aviste y distingan figuras en la sombra. No es un problema de ojos.
El pathos, a veces, es sombrío. Y en esos casos, está irrevocablemente condenado a no ser visto y, entonces, a no ser.

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