Si, en el peor de los casos,
nuestra promesa se quebrara,
si de pronto las pasiones
se desvían y me engañan;
preferiría no saber,
y, al contrario de mi oficio,
de mis ganas de mirar,
preferiría estar cegada,
antes que ver la verdad.
Que la vista se me nuble,
que me quede encandilada,
que creyendo en mi memoria
lo nefasto se haga nada.
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