Hay días en que el Sol alumbra, pero no calienta. Cuando el viento helado no apuñala, sino acompaña; empuja a los vagos al camino, levanta las faldas y enreda el pelo.
En uno de esos días me imaginé llena de pliegues rojos. Me imaginé la caída vertical -y paulatinamente hecha espiral- de mi cabello negro, atravezada (perpendicular) con una cinta roja, que más que cinta sería un "lazo rojo". Me imaginé metida dentro de mis zapatos; negros, para combinar. Esos que parecen de ballet, pero no son. Los que tienen una flor, también negra, a un costado; los que no se amarran, porque tienen elásticos finos que se cruzan sobre el empeine. Esos.
Me imaginé tan perfectamente equilibrada, tan pulcra, tan potencialmente digna, tan posiblemente armónica; linda... que te inserté en mi escena para aportarle un fin a mi obra. Te acoplé a mis fantasías para volverte el espectador perfecto, para explicarme que tenía sentido haberme en-vestido de princesa, en un día helado de Octubre, de esos en que el Sol alumbra, pero no calienta.
4 comentarios:
qué bonito..
Me agrada el final. No porque realmente me guste.
Es terriblemente patético!
Pero en bueno...
La verdad es que es lindo. Una linda descripción, realmente me gusta :) Filosofía en la Chile? Yo, Derecho en la Chile. Un gusto (académico xd)
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