Oh, tengo toda mi vida para más de esto...
Qué peso se acomula en mi espalda cuando noto que algo existe.
Es una paradoja infame seguir vivo,
inevitable y constantemente agonizante.
¿Por qué no apegarse el filo argénteo a la carne?
Siempre hay mañana y posibilidad
por eso ignorantes y curiosos
impertinentes nos negamos a volvernos
desertores de la sangre sapiente,
con una idea ilusa de saberes
que tanto nos negamos a aceptar.
Entonces nos volvemos expectantes,
eternos y finitos embusteros
de ofrendas y tributos inventados
que nunca creímos, y cobramos.
Usureros endeudados hasta el pelo,
y el tiempo nos gira sobre el eje
de nuestra propia espalda serpenteante,
y yo estiro mis manos a la cara,
como buscando vendas
que no existen.
1 comentario:
uff...
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